Quiero ser una niña de papá. Quiero que mis palabras se conviertan en órdenes y mis sueños en realidades palpables. Quiero volar y quitarle importancia a la magia de las aves, quiero un helado de nata cada tarde -con caramelo, y mi nombre escrito con lacasitos-. Quiero una colonia cara, unos zapatos caros, ropa cara, joyas caras, mi cara en todas partes. Quiero una cámara de fotografías para los lunes -aunque puede que sólo la utilice los días de tormenta-, un caballete para los jueves y aprender a tocar un instrumento los días que me apetezca hacerlo -lo que significa que quizá también quiera una guitarra, un violín, un saxofón, un arpa...- Quiero acostarme tarde, levantarme pronto y desayunarme el cansancio. Acompañado, si puede ser -que podrá- de unos crêpes franceses. Quiero muchas cosas y, sobre todo, las quiero cuando las quiero. Por eso quiero tiempo, segundos de más, oportunidades de más. Quiero que me salga todo bien y a la primera, quiero poder ver la Luna cada noche y, la constelación del carro. Quiero un árbol para mí, una piscina y, poder estar todos los días un rato entre las olas. Quiero teñirme el pelo de muchos colores, que me dejen hacerlo. Quiero que el estúpido maquillaje no se corra cuando aquél estúpida me haga llorar. Quiero conocer a quien quiera, viajar a donde quiera y, pedir lo que quiera. Porque quiero ser una niña de papá. Tener cuanto pida.- ¿Y qué pides?
- A tí.
- Imbécil.
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