Respétame

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26 de octubre de 2009

La vida ya no es lo que era

- No, no ¡por favor! Aquí viene usted a desahogarse, a que le ayude con sus problemas. El graduado en psicología con sus respectivos másters soy yo, no usted. ¿Cómo? Sí... no, no he pasado buena noche, verá... es mi mujer. Está preocupada. No duerme bien, llora por las noches, se irrita con facilidad... Le extrañará, ¿verdad? ¡siendo yo psicólogo! pero el amor de una madre, no se puede tratar en un par de sesiones y, menos con todo el trabajo que tengo aquí con ustedes. Hago lo que puedo en mi casa. ¿Qué? ¡Ah, sí! La tensión de mi mujer... En fin, es por mi hijo ¡adolescente en toda su plenitud! aunque no haya escogido la más correcta. No es fácil dejar su ropa interior en los cajones y descubrir bolsitas con polvos blancos en su interior, ¿sabe? Sí, creo que sabe a lo que me refiero. Y él se niega a hablar, se niega, se niega y... Pues eso, eso, que se pone nervioso y... obviamente reacciona con un brote agresivo típico en su condición. Yo lo sé porque soy psicólogo, pero... No es lo mismo tratarle a usted que tratar a mi hijo. ¡No, no, no! Disculpe, no se me ofenda usted. Que para nada es molestia escucharle y ayudarle cuanto pueda, es mi profesión. Pero a veces desearía tener más tiempo para mi mujer, mi hijo y... mi hija. Que no sé qué le pasa tampoco, no sé... ¿Tiene usted hijos? ¿Sí? Oh, ¡cuánto me alegro! Espero que no le den tantos problemas como los míos... Y, oh, perdone, no debería de estar aquí con el juego del intercambio de papeles, no corresponde. No, no, de verdad... Sólo que... Supongo que se sentirá desplazada, ¿sabe? Con toda la temática de mi hijo y las drogas, la dejadez de ánimo de mi esposa... Y no sabrá bien qué ocurre, tampoco hemos querido decirle nada ¿entiende? Sí, claro que lo entiende, también tiene hijos. Pues bueno, la chiquilla está deprimida, dejada, arrastra los pies y el alma... Y claro, no quiere hablar con su padre, lógico, y funcionamos a la contestación de '¡deja de psicoanalizarme!' Y no, no ¡no, no! sólo quiero ayudarla. Sólo quiero ayudar a mi familia. Pero... Los días se hacen insoportables. ¿Que por qué? Imagínese el panorama: Mi mujer llorando a mi lado en la cama, mi hijo en su habitación con el mono y mi pequeña pensando en abandonar esta vida creyéndose lejos de nuestro amor. ¿Sabe? A veces pienso que soy yo el único cuerdo que queda en la familia...

Toc. Toc.

- Disculpe, doctor ¿...Con quién habla?

3 comentarios:

La ladrona de besos dijo...

Y no, él tampoco estaba nada cuerdo.

Ela dijo...

pero asi quiza es como es feliz!

Ignacio J. Rivas dijo...

jojojojojojojo. Qué bueno!