Empieza a vivir

Llega un momento en la vida en el que sorprendentemente, te das cuenta de cómo eres realmente. Y, para tu asombro y satisfacción personal... Dejas de tenerte miedo. Sonríes. Incluso caes al suelo a carcajada limpia al recordar todos aquellos momentos en los que fallaste por no apoyarte en tí mismo, por no saber quién eras, por haber dudado. Y, no te duele, sino que te mueres de ganas por salir al balcón y gritarle a todo el mundo que aún te lías con la derecha y la izquierda, que te dan miedo los hamsters, que jamás te gustó Brad Pitt, que adoras las lentejas y, que se te da mal escribir historias de amor.Es en ese momento, en esas fracciones de segundo, en las que te arrepientes de haber intentado copiar a alguien que sonreía más que tú, que vestía mejor que tú, que tenía más amigos que tú. O, que simplemente... Pensaste que era mejor que tú. Te das cuenta de que a la única persona a la que tendrías que haber seguido, es a la que se reflejaba con cara larga cada mañana en el espejo y, que se moría por salir del reflejo para comerse las calles. Y es entonces cuando le das una oportunidad y, te das cuenta de que tienes una sonrisa preciosa, que te encanta cómo vistes y, que tus pocos amigos son los mejores del mundo.Mucha gente te habrá contado que es maravilloso ese momento de la vida. Que no todos llegan a experimentarlo y, que no sabes cuándo te va a sorprender. A mí, me pilló desprevenida una tarde en la ducha. Casi me ahogo de la risa cuando me entró agua por la nariz y, quise salir disparada a contarselo a todo el mundo -pero estaba desnuda-. Por eso, te cuento ahora:

Llega un momento en la vida en el que sorprendentemente, te das cuenta de cómo eres realmente. Y, es en ese momento cuando empiezas a disfrutar de la vida y lo que te rodea.